martes, 14 de abril de 2009

Historia de RIKKI TIKKI TAVI - Antú y Solsiré

Antú, una tarde a fines de noviembre, tomó su mochila y salió a explorar. Buscaba flores coloridas o piedras preciosas para tener los mejores adornos para usar esa noche en la Fiesta de la Cosecha.
Era una ocasión muy especial en la que todo el pueblo celebraba la llegada definitiva del buen tiempo.

Antú fue internandose cada vez más en el bosque. Deseaba algo original y pensó que al otro lado del Río Cristalino lo podra encontrar No recordó las advertencias de Arimatu.
Aprovecho las grandes rocas logró cruzar las aguas.

Siguió un poco más lejos porque en la orilla sólo habían ramas sin gracia.
A medida que se acercaba a las montañas, vio algunas flores que no conocía. ¡Eso es lo que estaba buscando!

Mientras se agachaba, escuchó un fuerte silbido que cruzó los aires.
Antú se detuvo y sintió una presencia que la incomodaba. Volvió la espalda y vio una sombra extraña en el suelo.

Levantó la mirada y contuvo la
respiración: un enorme ave de rapiña se había fijado en ella. Sintió mucho miedo cuando se fijó en las afiladas garras del águila. Le temblaban las rodillas y se le puso la piel de gallina. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo se podía defender de un animal tan fuerte? ¡Con astucia!

Rápidamente Antú miró a su alrededor buscando un refugio. Divisó una roca con una pequeña abertura, donde se escondió justo en el momento en que el ave de rapiña descendía a toda velocidad en su dirección.
Una vez que estaba protegida, se felicitó por su reacción. Se encontraba en una cueva amplia de aspecto acogedor.
“Debe haber sido la guarida de algún animal”, pensó.

Se acomodó sobre un montón de hierbas secas. Su respiración lentamente volvió a su ritmo normal. Mientras descansaba un poco, recordó la historia que muchas veces le había contado Arimatu. Así como ella, Rikki Tikki Tavi también era valiente.

"En tierras muy lejanas vivía un niño con sus padres en una cabaña rodeada por un jardín
grande y selvático. Un día el río que corría cerca trajo hasta allí una joven mangosta de nombre Rikki Tikki Tavi. La madre pensó que el animalito estaba muerto, pero su marido advirtió que en realidad se encontraba medio ahogada. Luego de que se secó, Rikki Tikki Tavi empezó a corretear por todas partes. Era muy parecida a un gato en la piel y en la cola, pero más semejante a una comadreja por su cabeza. Sus ojos y el extremo de su inquieto hocico eran de color rosa; podía rascarse en cualquier parte de su cuerpo con cualquiera de sus patas y levantar su cola poniéndola como un escobillón.

Rikki Tikki Tavi estaba encantada y estaba decidida a inspeccionarlo todo. Casi se ahogó en la bañera, metió el hocico en el frasco de tinta que había encima del escritorio y luego se lo chamuscó con la punta del cigarro que fumaba el padre. En la noche, se encaramó en la cama del niño cuando éste se acostaba. A la madre no le gustó esto para nada. " Puede morder al niño", le dijo asustada a su marido. Este le dijo que su hijo probablemente estaría más seguro con una fierecilla a su lado. Su esposa puso esto en duda. Pero, pronto llegó el día en el que quedó demostrado que el padre había estado en lo correcto.

Una pareja de serpientes, Nag y su esposa Nagaina, querían ahuyentar a los habitantes de la cabaña para ser nuevamente los gobernantes del maravilloso jardín. Por esto elaboraron un plan para envenenarlos con su mordida. Rikki Tikki Tavi los escuchó y esperó que Nag, la cobra encargada de hacerlo, se quedara dormida. Entonces le enterró sus afilados colmillos en el cuello y no la soltó hasta queapareció el Padre que escuchó la riña y le puso fin.

La otra serpiente, Nagaina, estaba furiosa con Rikki Tikki Tavi.
Cuando comprobó que no se encontraba en los alrededores, se deslizó hasta el comedor de la cabaña hasta quedar a unos centímetros del tobillo del niño que se encontraba almorzando junto a sus padres. Los tres quedaron paralizados. Fue en ese momento que apareció la astuta mangosta cargando uno de los huevos recientemente puestos por Nagaina. Con esto, la cobra se olvidó de los humanos y se concentró en Rikki Tikki Tavi. Este animalito aprovechó el primer descuido y saltó a su cuello para morderla. Fue así como el hombre alcanzó a poner a salvo al niño para luego intervenir y, por segunda vez, poner término a la pelea.
Gracias a los cantos del pájaro tejedor Darzee, rápidamente se supo en todo el jardín que había una mangosta que, aunque joven, era muy valiente. Por esto, a partir de ese momento, todos sabían que se podía vivir en paz porque las serpientes ya no se atreverían A volver”.

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